Otro
día más asistimos al circo de políticos corruptos que se sientan
en los banquillos de los tribunales para ser juzgados. Malversación
de fondos, prevaricación, favores, sobornos, enriquecimiento
ilícito... en fin, todas esas cosas que parecen cada vez más afines
a ese duro oficio en el que se ha convertido ser político. Y otro
día más asistimos al lamentable espectáculo de ver cómo los
acusados e imputados acaban siendo absueltos, ya que al parecer su
culpabilidad no queda suficientemente demostrada como para quebrar su
presunción de inocencia.
Yo
creía que la inocencia tenía mucho que ver con la decencia y no lo
contrario. Pero parece que se puede ser ambas cosas, inocente e
indecente.
Bueno,
pero para no equivocarme he acudido a nuestro magnífico Diccionario
de la Real Academia de La Lengua Española, no vaya a ser que no
tenga yo clara la definición de las palabras. A ver, primero buscaré
el significado de indecente: indecoroso, deshonesto, sucio,
desaseado, no decente... Por si acaso, voy a buscar ahora decente.
Significado de decente: honesto, justo, debido, digno...
Y
por qué será que a mí, dado en los asuntos en que andan, estos
políticos inocentes me parecen indecorosos, huelen a desaseado, sus
manos están sucias y sus actos parecen poco honestos. Seguro que
será porque soy muy mal pensado.
Por
eso, propongo que a partir de ahora para los políticos no se aplique
el término “presunto inocente”, sino “presunto indecente”.
De esta manera cuando salgan absueltos, como salen casi todos, se
siga manteniendo su presunción de indecencia y de esta manera no
dejarán de ser lo que eran antes de ser juzgados: simplemente
indecentes. !Perdón, qué digo! Inocentes.
EL CHAMAN